Estando fuera de casa, léase lejos de mis papás, de mi Cali calurosa, me siento más sensible. Y esa sensibilidad se traduce en intuición y facilidad de reconocer con quiénes me entiendo o me voy a entender bien y voy a lograr formar un vínculo fuerte.Es como si estar lejos de lo mío, me pusiera más en sintonía con el universo, con la gente nueva que conozco para así lograr acercarme a lo que me enriquece y me hace sentir a gusto.
Esta sensibilidad o sensiblería, tiene su lado positivo y negativo. Por más que la tenga desarrollada, a veces me llevo mis sorpresas y esas sorpresas que no son tan buenas y que se convierten en decepciones, se manejan menos estando alejada de lo que me es familiar. Sin embargo, no por tener malas experiencias me voy a limitar a dejar de establecer esos vínculos que afortunadamente a veces se convierten en vínculos duraderos y significativos. Pues bien, en Berlín logré hacer unos que hacen parte de estos últimos. Allá parecía que las sensibilidades de todos estaban a flor de piel y que la gente que participó en el Winter Camp estaba en sintonía completa. Claro, el alcohol ayudaba a la sintonía y el hecho de ser parte de Couch Surfing contribuía a la socialización porque compartíamos valores comunes incluso sin conocernos.
La cuestión problemática es que esa sintonía ha bajado desde que llegué a Francia. Es evidente que el contexto cambió y que ya no estoy en un ambiente relajado y festivo como en Berlín y que tal vez ahora estoy predispuesta (porque siento que la France me predispone y no he podido superarlo), pero todavía estoy sintonizándome...y espero sintonizarme antes de volver a España a finales de febrero.
Si alguien tiene un consejo de sintonía, lo recibo con gusto...
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